El Ensamble de saxofones de mis estudiantes realizó ayer su primer concierto, navideño y de fin de año.
El programa incluyó algunos villancicos, arreglos sencillos para grupo de saxofones y obras de Piazzolla, The Beatles y más.
Me siento feliz y orgulloso de lo logrado entre estudiantes aficionados, cada cual encontrando tiempos de práctica fuera de sus actividades laborales y familiares. ¡Incluso ya les han preguntado si podemos presentarnos en otros lugares!
Para este año los desafíos incluyen nuevo repertorio, ensayos diferenciados entre obras simples y otras de mayor complejidad, de manera que todos (iniciados y más avanzados) tengan espacio de interpretar música de su nivel. Otro desafío es incorporar mayor variedad de saxofones (en este concierto tuvimos un tenor, un barítono y ocho altos), lo que aportará mayor color y profundidad al trabajo realizado.
Este ensamble surge como una alternativa pedagógica y artística complementaria a las clases particulares del instrumento. Es un espacio voluntario, donde los estudiantes ponen en práctica lo aprendido en las clases individuales y experimentan el desafío y placer de hacer música en conjunto.
Aprender a escuchar al otro mientras se escucha a uno mismo, trabajar en equipo, tomar acuerdos, protagonizar y acompañar, son algunas de las habilidades que se desarrollan al calor de la experiencia única de hacer música.
La música es para todos, todos pueden aprender.