Phil Woods: Our Monk

En el 2014 tuve la suerte de escuchar en vivo a Phil Woods, gran saxofonista del jazz, destacando en el saxofón alto.

Yo estaba en la ribera opuesta del río en esa ocasión, de manera que los músicos se veían algo lejanos. Woods, ya mayor, tocaba sentado e improvisaba con gran creatividad y haciendo uso de frases breves en todas las piezas. Me llamó la atención esa gran cantidad de frases siempre breves hasta que, mirando mejor la pantalla gigante que habían instalado, pude percatarme de que el maestro estaba sentado en una silla de ruedas, tocando ¡con una vía de oxígeno!

Me parece un tremendo ejemplo de trabajar hasta el final, disfrutando lo que uno hace con amor, aun a pesar de las dificultades de la edad, o en este caso de la enfermedad.

Antes del concierto había declarado que tenía el propósito tocar hasta que llegara la muerte. Efectivamente, unos meses más tarde, el gran maestro fallecía por enfisema pulmonar.

En este momento en que con algunos de estudiantes comenzaremos a trabajar dúos de saxofón y piano, quiero compartir este álbum, grabado en 1994, a dúo con el pianista italiano Franco D’Andrea. Es un homenaje del maestro a otro maestro, Thelonious Monk. Las composiciones de Monk toman vuelo en la interpretación a ratos lírica, lúdica y llena de swing de Woods, al tiempo que D’Andrea rememora, recrea y reinterpreta la forma tan característica de tocar de Monk.

El álbum es una fiesta en que ambos no tienen apuro alguno en desarrollar con calma y espacio sus improvisaciones, dando un nuevo aire a piezas que ya son parte del acervo más preciado del jazz de la segunda mitad del siglo pasado.

*** En una de las improvisaciones hay una cita a You Don’t Know What Love Is. ¿La pueden encontrar?

Taller de saxofones: trabajo grupal

Convencionalmente, las clases de saxofón (así como de cualquier instrumento musical) se organizan como un trabajo esencialmente individual, donde el profesor propone una línea de trabajo que el estudiante pone en práctica durante la semana.  El aprendizaje, a mi juicio, no se produce en la clase sino durante la semana, cuando el estudiante pone en práctica dichas propuestas: error y acierto tras la repetición son elementos que nos dan pistas acerca de cómo hacer las cosas, descubriendo no solo las claves para la ejecución de una pieza o la técnica específica de un pasaje, sino también aspectos más personales, como por ejemplo cómo uso la energía corporal personal o cómo es el sonido que se quiero desarrollar (aspecto muy importante en cualquier instrumento, esencial en el saxofón).

Lo anterior tiene que ver con el aprendizaje en las áreas de sonido, técnica e interpretación.  Sin embargo, hay una dimensión de la música que es difícil abordar en las clases individuales, y tiene que ver con la experiencia de hacer música con y para otros: aquí están el trabajo personal previo a una presentación, pero también el ensayo y trabajo en equipo junto a otros, el escuchar al otro y al mismo tiempo escucharse a sí mismo; aprender a protagonizar y también a acompañar, los nervios antes de un concierto, cómo pararse en un escenario, disfrutar y compartir lo que hacemos con tanto empeño y cariño.

En el taller de saxofones, los estudiantes que ya han aprendido los rudimentos básicos y muestran interés por hacer música en conjunto, son invitados a participar del Ensamble de Saxofones, donde junto a otros saxofonistas aficionados que tocan los cuatro tipos de saxofones disponibles en Chile, tenemos la oportunidad de hacer música con la mirada puesta tanto en tocar piezas del gusto de los participantes (hay un sistema de votación de propuestas de repertorio), como repertorio que permita expandir la cultura musical y conocer posibilidades del instrumento en diversas situaciones.  El ensamble así es un espacio de música y aprendizaje, donde quienes se integran tienen la posibilidad de compartir con otros que llevan algo más de tiempo en el instrumento.

Hacemos cuatro presentaciones al año: otoño, invierno, primavera y concierto de fin de año.  Este año nos hemos propuesto que todas tengan un carácter benéfico, recibiendo especies o aportes voluntarios a manera de adhesión y que van en destino de instituciones de ayuda social. Logramos así que esta instancia tenga una trascendencia distinta, llevando un aporte a otros que lo necesitan.

También este año comenzamos la exploración de montar piezas en formatos menores (desde dúo a quinteto). Estas formaciones muestran otras posibilidades y otro nivel de responsabilidad, pues nadie duplica la voz que cada uno hace, permitiendo descubrir y expresar la musicalidad de manera más personal.

Así, tocando un repertorio amplio (que abarca desde J.S. Bach hasta Daft Punk), vamos descubriendo en conjunto los desafíos y el placer de hacer música en conjunto y compartirlo con otros.